China, del siglo XIX al siglo XX, de la dinastía a la República.

China, al principio del siglo XIX, específicamente en 1820, este país era la primera potencia económica del mundo, ya que contaba con un 32.9% PIB mundial, sin embargo, veinte años después era invadida por los británicos (Lebrón, 2012).

Sin embargo, en ese mismo siglo, el gobierno chino o la dinastía Qing se enfrentó a un sinnúmero de problemas, tanto internos como externos. En el ámbito interno, uno de los problemas fue la corrupción, ya que tanto los burócratas (mejor conocidos como Mandarines), como la corte, vivió, desde el siglo anterior a costa del erario (Santander, 2009).

Otro problema fue el importante incremento poblacional, derivado de la paz y la estabilidad que se logró desde mediados del siglo anterior (XVIII), lo que provocó un desequilibrio entre el número de habitantes y la tierra cultivable, o mejor dicho la producción agrícola (Santander, 2009).

Aunado a lo anterior, durante el siglo XVIII China contaba con una balanza comercial positiva, sin embargo, a principios del siglo XIX se presentó un desequilibrio en dicha balanza comercial, derivado a la importación de opio, presentando consecuencias financieras en el gobierno chino (Santander, 2009).

Con respecto a los problemas externos, el expansionismo occidental fue la principal amenaza, principalmente el expansionismo del Reino Unido. Este país llevaba a cabo intercambios comerciales con China, sin embargo tenían un déficit comercial derivado de su alto consumo de té y de la negativa del gobierno chino de abrir el mercado para ls productos extranjeros, principalmente para los productos británicos (Santander, 2009).

A principios del siglo XIX, los comerciantes británicos, por medio de la East Indian Company, abastecieron a China del opio, una droga que fue consumida por la sociedad china causando adicción.

Para resolver este problema, el gobierno chino buscó suprimir el comercio de opio, por lo que en el año de 1839, confiscó todos los almacenes de opio ubicados en el puerto de Cantón, destruyendo mil trecientas toneladas de opio y se expulsó a los comerciantes ingleses (Mecchia, 2014).

Derivado de esa acción, los representantes de la East Indian Company, se quejaron ante la Corona Inglesa. El comercio que se tenía entre Inglaterra y China era controlado por esta compañía, la cual le vendía al país asiático algodón, opio y especias y obtenía de éste té. El consumo de té por parte de Inglaterra era mayor al consumo de productos ingleses por parte de China, obteniendo éste un superávit de $26’000,000.00, durante la primera década del siglo XIX (Celaya, Valdez, & Ochoa, 2010).

Por consiguiente, la Corona Británica aprovecho el incidente para enviar a sus tropas, con el objeto de obligar a China a pagar indemnización a Inglaterra, abrirse al comercio, abrir puertos al comercio, entre otras cosas.

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Los ingleses vencieron en el conflicto, obligando a China a firmar el tratado de Nanjing, el 29 de agosto de 1842, así como un tratado complementario, el 8 de octubre de 1843, ambos contemplaron el pago de una indemnización por parte de los chinos, por la cantidad de 21 millones de dólares, la cesión de cinco puertos para el comercio y la residencia de británicos en los mismos, fuero para los ciudadanos ingleses en China, con el objeto de ser juzgados únicamente en cortes británicas, y el control de Inglaterra sobre Hong Kong (Celaya, Valdez, & Ochoa, 2010).

Esta derrota representó para China el inicio de la pérdida de la soberanía y su independencia política, así como su papel central en el sistema jerárquico que se había establecido con anterioridad en la región del Asia Pacífico (Santander, 2009).

En octubre de 1856, un buque contrabandista británico el “Arrow”, fue detenido por los chinos cerca de Cantón, lo que sirvió de pretexto a los ingleses de enviar nuevamente buques de guerra al puerto de Cantón, procedentes de Hong Kong. Lo anterior, derivado a que en Inglaterra se vivía en esa época, una crisis económica, por lo que los empresarios presionaban al gobierno inglés a aumentar su penetración en China (S.G.M., 2010).

Posteriormente, los buques de guerra bombardeando la ciudad, en la que subsecuentemente desembarco una fuerza de 5000 hombres. En la batalla callejera, fueron incendiadas propiedades británicas y francesas, aprovechando Francia la muerte de un misionero francés  para aliarse con los británicos y atacar a China (S.G.M., 2010).

Derivado de este conflicto, y con el objetivo de evitar que las fuerzas extranjeras avanzaran sobre Pekín, se negoció el Tratado de Tianjin, en el cual se abrieron nuevos puertos al comercio, se permitió la residencia de emisarios extranjeros en Pekín, se dio libertad de movimientos a los misioneros cristianos y se permitieron los viajes al interior. Sin embargo el rechazo chino a ratificar este tratado, llevó a un ataque anglo-francés a Pekín y el incendio del Palacio de Verano, hasta que en 1860 se firmó la Convención de Pekín, por la cual los chinos se comprometían a acatar el tratado de 1858.

Asimismo, China se comprometía a pagar una enorme indemnización y que la península de Kowloon, frente a Hong Kong, fuera cedida a Gran Bretaña (S.G.M., 2010).

Este conflicto y su resolución a favor de la potencia imperialista británica, facilitaron la irrupción en el escenario de otras potencias como Estados Unidos, Francia y Rusia que forzaron a China a firmar  diversos convenios que recibieron la denominación de “Tratados Desiguales”. Como consecuencia de ellos, en 1860 China se vio apremiada a abrir otros once puertos al comercio exterior, entre otras cosas (Oviedo, Apuntes para la materia de Asia Pacífico y África, 2014).

Las guerras y la situación que vivía China, como la corrupción, la explosión demográfica y su crisis financiera destruyó las viejas formas de vida y la economía nacional provocando un descontento nacional sin precedentes, dando como resultado numerosas revueltas populares y rebeliones a lo largo del país (Santander, 2009).

La rebelión más importante fue la de Taiping, siendo el líder Hung Hsiu-chu’an [en otras fuentes se le nombra como Hong Xiuquan (Santander, 2009)], quien creó una ideología combinando el cristianismo con ideales chinos, atrayendo a millones de personas, que derivado de la pobreza y el hambre que se vivía en las zonas rurales del sur de China, buscaron una solución a su situación (Oviedo, 2014).

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El gobierno fue incapaz de sofocar dicha rebelión, por consiguiente, surgieron ejércitos regionales dirigidos por la élite local, así como las potencias extranjeras, buscando defender sus intereses, apoyaron al gobierno chino, derrotando el movimiento en 1864 (Santander, 2009).

A partir de mediados del siglo XIX, surgieron otras rebeliones como la Rebelión Nien en el noreste de China, entre 1851 y 1868 (Oviedo, Apuntes para la materia de Asia Pacífico y África, 2014); la rebelión Miao, el cual se desarrolló en el centro del país, entre los años de 1855 a 1875 (S.G.M., 2010), y los musulmanes en el noroeste de China entre 1855 y 1873.

Las potencias extranjeras aprovecharon dicha situación, como se mencionó anteriormente, obligaron al gobierno Chino a firmar los llamados “tratados desiguales”, aunado a lo anterior, potencias como Rusia se apoderó de más de un millón de kilómetros cuadrados de tierra ubicados en el noreste de China (Santander M. , 2009). Asimismo, Francia aprovechó la situación, teniendo un conflicto con  China, conocido como Guerra Chino francesa de 1884 a 1885, en donde China cedió a Francia la región del actual Vietnam.

Por otro lado, China, en la última década del siglo XIX, intentó reafirmar su influencia  y control sobre la península de Corea, provocando la guerra chino-japonesa de 1894-1895, en la cual Japón derrotó sin dificultad a China, obligándola a firmar el tratado de Shimonoseki, en donde China le cedía a Japón, las Islas de los Pescadores, la Isla de Taiwán y la península de Liaodong, así como el pago de una fuerte indemnización (Santander M. , 2009).

Derivado de todo lo anterior, China entró a un nuevo periodo de crisis nacional, buscando una solución, el gobierno de la dinastía Qing buscó implementar reformas para mejorar el nivel de vida de la sociedad china (Oviedo, Apuntes para la materia de Asia Pacífico y África, 2014), así como de recuperar sus recursos naturales, sin embargo, éstas fueron insuficientes y tardías, así mismo, se presentó un tipo “golpe de estado”, en donde la emperatriz viuda Cixi tomó el poder, encarcelando al emperador Guangxu (Santander M. , 2009).

Durante ese periodo surgió otro movimiento, conocido como al “Rebelión de los Boxers”. Los bóxers formaban parte de una sociedad secreta de chinos, que se hacían llamar los Yi-heTuan (puños honrados y armoniosos). Los occidentales los conocían como bóxers, debido a sus rituales de artes marciales, boxeo y esgrima, que según los mismos chinos, creían las hacían invulnerables a las balas. Dicha organización era xenofóbica (Oviedo, Apuntes para la materia de Asia Pacífico y África, 2014).

Lo que pretendían era sacar o expulsar a los misioneros cristianos y a los extranjeros de China, los cuales controlaban el país. Los misioneros construían templos sin respeto por las creencias regionales. Con respecto a los extranjeros en general, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Alemania, Japón y Rusia imponían sus intereses, ocupaban puertos y se repartían zonas de influencia.

La xenofobia se alimentaba del odio que tenía la sociedad china en contra de las intervenciones extranjeras, desde las guerras del opio, la intervención japonesa de 1894, la ocupación alemana de 1897, los elevados impuestos, la hambruna que mató al 20% de la población (6 millones de personas) y la creciente actividad misionera cristiana que se presentaban en toda China.

La Corte Real, comandada por la emperatriz viuda Ci Xi, apoyaba, en forma clandestina, a la rebelión, con el objeto de fortalecer su poder interno; muchos gobernadores provinciales hicieron lo mismo; asimismo, contaban entre sus filas con soldados imperiales. Por tal razón, los bóxers destruyeron medios de comunicación, como el telégrafo, líneas de ferrocarril y mataron a extranjeros y a milllares de chinos cristianos (Oviedo, Apuntes para la materia de Asia Pacífico y África, 2014).

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Los boxers atacaron a las embajadas extranjeras, matando el 20 de junio de 1900, al embajador de Alemania en ese país, así como sitiaron a los occidentales en el barrio de las legaciones diplomáticas en Beijing. Derivado de lo anterior, 8 potencias extranjeras organizaron una expedición de 20,000 hombres, quienes entraron a la ciudad el 14 de agosto del mismo año. Sofocaron la rebelión y saquearon la ciudad (Santander M. , 2009).

La Corte Imperial con la viuda Ci Xi, huyeron al norte del país.

El final de la rebelión se produjo el 7 de septiembre de 1901, cuando la Dinastía Manchú aceptó la firma de un nuevo tratado, el cual se le conoció como «Protocolo Bóxer», siendo desfavorable para China. Dicho protocolo contenía lo siguiente (Oviedo, Apuntes para la materia de Asia Pacífico y África, 2014):

  • Indemnizaciones y penas de muerte, por decapitación, para los miembros de la comunidad.
  • Las tropas extranjeras dejaron guarniciones desde Pekín hasta el mar.
  • El servicio civil chino se suspendió por cinco años.
  • El Reino Unido y Alemania aumentaron sus posesiones en China

La indemnización consumió la mitad del PIB, perjudicando su situación económica, así como la permanencia de la dinastía Qing, sin embargo, este gobierno perduro 10 años más en el poder debido a que no existía algún tipo de régimen que lo reemplazara (Santander M. , 2009).

Antes de 1905 surgió un movimiento republicano de exiliados, emigrados y estudiantes chinos en el extranjero, dirigidos por Sun Yat-sen, teniendo como objetivo la caída de la dinastía Qing y la instauración de la República en China.

Entre 1911 y 1912 surgen movimientos y alzamientos en toda China, en contra de la dinastía Qing, lo que obliga la abdicación del emperador y la instauración de la República en China.

Bibliografía

Celaya, R., Valdez, D. I., & Ochoa, B. (2010). China y la Guerra del Opio. Publicaciones del ITSON.

Lebrón, A. (2012). Economía china: Pasado, Presente y Futuro. Economía china: Pasado, Presente y Futuro (pág. 22). www.asiared.com.

Mecchia, P. (14 de Junio de 2014). geocities. Obtenido de http://www.geocities.ws/obserflictos/mecchia.html

S.G.M., M. (11 de Diciembre de 2010). Mundo S.G.M. Obtenido de http://mundosgm.com/siglo-xix-(1801-hasta-1900)/las-guerras-del-opio/

(Oviedo, Apuntes para la materia de Asia Pacífico y África, 2014

Santander, M. (2009). Dialnet. Recuperado el 17 de Octubre de 2016, de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3264032

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